miércoles, 23 de febrero de 2011

Sorpresa

Sin duda alguna.
Justo en ese instante lo supe, supe que no me quería, que se iría con cualquier otra, con tal de no ser yo.
Me miró de arriba abajo, con su cara de desprecio, después de irse rápidamente lejos de mí.
Tonteaba con otras, mientras la rabia me rodeaba.
No podía dejar de mirarle, sus ojos perfectos relucían como el sol, pero en cambio estaban llenos de pura traición. Sonreía sin parar para disimular, pero por dentro sabía que era el peor día de mi vida.
No se dignaba a venir a hablar conmigo, pero yo tampoco me decidía hacerlo.
Cuando no pude aguantar más, me fui corriendo. Fui corriendo a un rincón que sólo conocíamos él y yo, y que antes utilizaba para desahogarme, para llorar, para buscar soluciones, para no sufrir más.
Me senté, empecé a pensar en cuanto lo quería, y en cuantas veces me dijo él que también me quería mientras me daba un beso en la mejilla, y se me escapaban las lágrimas,...
Cuando de repente pude ver una sombra, levanté la cabeza y sinceramente, no me lo podía creer, sí, era él.
Estaba ahí, quieto, mirándome y sonriendo al mismo tiempo. Me preguntó qué me pasaba, y que por qué estaba así, y le contesté que él sabía perfectamente que me ocurría. Que él sabría que todo lo que me pasaba era por él, por su culpa, por dejar de quererme así de repente...
Se echó a reír, pero yo no le encontraba ninguna gracia, ninguna en absoluto.
Se sentó junto a mí, me acarició, y me agarró la mano, mientras me miraba fijamente a los ojos y me decía:
No me puedo creer que pienses esas cosas, todo era una sorpresa. Cuando hablaba con las chicas era porque me estaban ayudando a prepararlo todo, y me iba rápidamente para que no escucharas, ni me preguntaras que pasaba. Quiero que te quede clara una simple cosa, NUNCA pero NUNCA dejaré de quererte, porque NUNCA llegará el día en el que deje de amarte. Y ya que está todo aclarado...
 MUCHAS FELICIDADES, mi amor(L)

domingo, 20 de febrero de 2011

The perfect person(L)

Porque encontré esa a la que llaman perfección.
La encontré, y sé que estará junto a mí. Que no me dejará por cualquier otra persona que pase por delante en un instante inoportuno.
Sé que cuando más lo necesite, estará ahí...Estará ahí para decirme que no me preocupe, que todo saldrá bien en el día de mañana, abrazarme y no soltarme hasta el día siguiente, y conseguir que no derrame ni una sola lágrima más.
Sé que siempre me apoyara en todo, y que por mucha fantasía que parezca, o por muy tonto que simule ser, me creerá. Que cuando todo el mundo ponga cara rara y me diga que estoy loca, mientras se ríen a carcajadas... Me dirá que me cree, me dará un beso, y me dirá que son ellos los que están locos, pero que en cambio, también me dirá que él también está loco, pero loco por mí.
Sé que cuando esté histérica no me dejará y me llamará cuando sepa que se me ha pasado, o esperará al día siguiente para verme; sino que se quedará allí conmigo, y que por muy enfadada que esté, me escuchará y conseguirá tranquilizarme, y que si hace falta se quedará conmigo todo el día para que pueda encontrarme mejor.
Porque eso, no es ni una cuarta parte, de lo que tú tienes. La perfección(L)

miércoles, 2 de febrero de 2011

El miedo del rechazo

-Sentada, con escalofríos, miedo e inquietamente alterada; así es como me siento en este estúpido momento.
- Vamos por pasos. Lo de sentada lo entiendo; escalofríos, bueno... aquí hace un poco de frío, pero...¿¡miedo!? ¡Esa! Esa es la parte que no entiendo. Miedo...¿a qué?¿por qué?
- No lo entenderías...
- Prueba a ver.
- Para mí es difícil de explicar, y para ti difícil de entender.
- Que sea un chico no significa que no sepa comprender las cosas.
- No digo que no las sepas comprender, sino que no lo haces del mismo modo que yo; por eso no lo entenderías.
- Inténtalo.
- De acuerdo. Es miedo a ser rechazada, a que no me quieran, a que me ignoren, a que hagan como si no existiese en este maldito mundo.
- ¿Miedo de que no te hagan caso?
- No, no exactamente. Te dije que no lo entenderías.
- Sí que lo entiendo, y sé como te sientes, pero puedo asegurarte por completo que no pasará, que no te rechazaran, ni te ignoraran. Te lo prometo.
- ¿Y tú cómo lo sabes? ¿cómo es que estás tan seguro?
- La verdad es que yo no puedo hablar por los demás, pero por mí sí, y te puedo asegurar que yo no te rechazaré nunca. Tenlo por seguro.
- Eso lo dices ahora...
- Lo digo ahora y lo diré siempre.
- No sabes lo que puede pasar en el futuro.
- No, eso no lo sé, pero si tengo clara una cosa.
- ¿Qué cosa?
- Que te quiero, y te querré siempre, y como un gran y fabuloso muñeco dijo: Hasta el infinito y más allá.